Glaseado de té


Ésta es una alternativa al glaseado real (glasa real o royal icing) como decoración de galletas, cupcakes, etc. La glasa real se hace con azúcar glacé, clara de huevo y zumo de limón. A menudo se le añaden saborizantes como la vainilla.
A veces renuncio a la clara de huevo porque luego no sé qué hacer con las yemas que sobran, así que uso otro ingrediente líquido en su lugar: té. Con él conseguiremos un glaseado no demasiado diferente al que obtendríamos con clara de huevo.

Punto a su favor: el glaseado obtendrá algo del sabor del té, por lo que no necesitaremos añadirle ni vainilla ni nada parecido como saborizante. No es que dé mucho sabor, pero le da el toque. Obviamente para ello debemos dejar que la infusión se haga durante mucho tiempo, que quede bien fuerte, así se notará mucho más.

Punto en contra: muchos tés tienen color, algunos oscuro y que tiñen mucho, y si queremos que nuestro glaseado sea blanco inmaculado o bien queremos teñirlo de algún color en concreto es mejor evitar tés que puedan alterar el color que queremos conseguir. Yo uso normalmente Earl Grey (que es digamos oscuro) y no aporta demasiado color, un ligero toque amarronado, como veis en la foto, y me va bien para muchos colores excepto el blanco, obviamente. No usaría, por ejemplo, uno de frutos rojos, a no ser que queramos un glaseado rosa.

Las proporciones de azúcar glacé con respecto a la cantidad de té a usar depende de la consistencia de la glasa a obtener, podemos hacer una glasa espesa o bien una más líquida apta para rellenar grandes espacios.